A pesar de que la popularidad de los videojuegos no deja de crecer día a día, son muchas las personas que aún conservan una visión negativa sobre ellos. Uno de los mayores tópicos que se escuchan todavía es que alguien que juega de forma intensiva a videojuegos es alguien sin apenas o con ningún tipo de vida social. Aquí os pongo un ejemplo para que veáis que se puede tener vida social y jugar a videojuegos:
Los videojuegos han ayudado a muchos adolescentes a superar tiempos difíciles, han sido un canal de creación de amistades duraderas, siendo un punto crítico en el desarrollo de sus habilidades de comunicación. Han favorecido sus competencias para el trabajo, el trabajo en equipo y, en general, han supuesto una inspiración en diferentes aspectos de nuestra vida.
Todo esto está muy bien, pero tampoco se puede abusar porque si no, entramos en otra fase llamada adicción. Siempre hay que tener un control de todo y no pasar ese límite .
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